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Caballito: un barrio de vías e historia

26 de Enero de 2023

Si bien hoy Caballito es un barrio moderno que combina una codiciada zona residencial con el bullicio y movimiento de un área comercial similar a la céntrica, los surcos de las vías que recorren sus calles son una marca imborrable que nos invita a viajar en el tiempo y conocer más a fondo su historia.

En la actualidad, en Caballito se alzan altas torres con cientos de departamentos en venta que reflejan lo demandada que está la zona, principalmente, por su conectividad, área comercial, espacios verdes y distintivo aire barrial. Sin embargo, en sus orígenes fue una zona de casas quinta tal como lo son hoy Canning o Pilar. Una simpática veleta con la forma de un caballo petacón que giraba en el techo de una pulpería, le dio su nombre informal. Sin embargo, no fue hasta que llegó el impulso de la red ferroviaria que Caballito tomó fuerza como barrio destacado tanto en lo residencial como en lo comercial.

Desde 1857, cuan­do el Fe­rro­ca­rril del Oes­te pa­só y se de­tu­vo en la modesta es­ta­ción de chapa y cartón, su nom­bre, “Ca­ba­lli­to”, que­dó tá­ci­ta­men­te ofi­cia­li­za­do. Sin embargo, el medio de locomoción que se convertiría en ícono del barrio fue otro: el tranvía. En 1871, se inauguró el primer ser­vi­cio del “Tram­way Ar­gen­ti­no” que funcionaba con tracción a sangre;  no fue hasta 1897 que llegó el tranvía eléctrico que todavía recorre, todos los fines de semana, las calles del barrio. Por otro lado, en 1914, la línea A del primer subterráneo de latinoamérica eligió la estación Caballito (hoy Primera Junta) como sede terminal. Junto con el establecimiento del Mercado del Progreso frente a la estación, las redes ferroviarias le dieron al barrio mayor conectividad, convirtiéndolo en un destacado punto comercial.

La industria ferroviaria no sólo le valió su conectividad y establecimiento oficial, sino que también le regaló uno de los barrios más lindos de la ciudad: el barrio inglés de Caballito. Como pasó en otros puntos porteños cercanos a las vías, durante el siglo XIX hubo una gran oleada de inmigrantes de origen británico que se aventuraban a una próspera Buenos Aires para trabajar en la construcción de las redes ferroviarias y generaron una gran demanda habitacional en la zona. A raíz de esto, el Banco El Hogar Argentino, una entidad financiera enfocada en facilitar el acceso a la vivienda, construyó el barrio alrededor del año 1923. Las casas de estilos variados, entre los que más destaca el neo-tudor, se pensaron para la familia tipo de clase trabajadora, evidenciado por la falta de garajes en las obras originales. Sin embargo, con el paso de las décadas, el aumento del valor del suelo y la capacidad de ascenso social, pasaron a ser viviendas de gran categoría, muy apreciadas y de un alto precio de mercadeo que le dan valor y elegancia al barrio de Caballito.

En la actualidad, aún quedan rezagos de la industria que evidencian la fuerte impronta que tuvo en la identidad ca­ba­lli­ta­na. El club más representativo del barrio, el Club Ferrocarril Oeste, se fundó en 1904 por 95 empleados del ferrocarril. Es el único club en Latinoamérica que ostenta un premio otorgado por la UNESCO por su aporte al deporte y a la sociedad. También, todos los fines de semana y feriados, los tranvías restaurados por la Asociación Amigos del Tranvía, salen cada 15 ó 20 minutos de su parada ubicada en la esquina de Emilio Mitre y José Bonifacio. Estos, además de ser una de las mayores atracciones turísticas de la Ciudad de Buenos Aires tanto para extranjeros como para locales, son el paseo elegido por muchos abuelos que llevan a sus nietos a conocer el tranvía que alguna vez los llevó a recorrer la ciudad todos los días.

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